Oración a San José para la buena muerte

Mi santo protector, tenías derecho a una muerte tan santa, ya que toda tu vida fue santa. Para mí, tendría razón al esperar solo una muerte infeliz, ya que me la merecía por una mala vida. Pero si me defiendes no puedo perderme. No solo fuiste un gran amigo de mi juez, sino que también fuiste mi guardián y padre adoptivo.

Si me recomiendas a Jesús, él no puede condenarme. Mi santo patriarca, te escojo después de María como mi principal defensora y protectora. Te prometo por el resto de mi vida honrarte todos los días con un homenaje especial y ponerme bajo tu patrocinio.

No soy digno de ello, pero sin embargo, en nombre del amor que tienen por Jesús y por María, por favor acéptenme como su sirviente para siempre. En nombre de esta tierna sociedad que Jesús y María formaron contigo a lo largo de tu vida, protégeme mientras viva, para que nunca me separe de Dios, perdiendo su santa gracia.

En nombre de la asistencia que encontraste en Jesús y en María en la hora de tu muerte, protégeme especialmente en la hora mía, para que muriendo acompañado de ti, Jesús y María, pueda venir un día gracias en el paraíso y que en tu compañía alabaré y amaré a tu Dios eternamente.

Santísima Virgen, tú mi esperanza, ¿sabes muy bien que por los méritos de Jesucristo primero, y luego por tu intercesión, espero hacer una buena muerte y salvarme? María, mi madre, no me abandones, sino ayúdame especialmente en el momento decisivo de la muerte; obtén para mí la gracia de expirar invocándote y amándote a ti y a Jesús.

Y tú, mi amado Redentor, que algún día tendrás que ser mi juez, te ruego que me perdones todas las ofensas de las que soy culpable contra ti. Me arrepiento con toda mi alma, pero perdóname sin demora, antes de que llegue la hora de mi muerte, cuando debas juzgarme. ¡Qué triste soy por haber perdido tantos años sin amarte! ¡Ah! hazme la gracia de amarte y amarte mucho durante estos pocos días que me quedan.

Y cuando llegue la hora de mi paso de esta vida a la eternidad, hazme morir en llamas de amor por ti. Te amo, mi Redentor, mi Dios, mi amor, mi todo; y no te pido otra gracia que la de amarte a ti mismo.

Deseo y pido el paraíso para amarte con todas mis fuerzas y por toda la eternidad. Amén, espero que así sea. Jesús, José y María, les doy mi corazón y mi alma. Jesús, José y María, en esta suprema agonía hazme morir en tu compañía.

Importancia de la oración a San José

Las oraciones a San José son importantes porque nos pueden acercar más a Dios por medio de su ejemplo en los cuales podemos considerar que nos incentiva a:

Tener una devoción universal
Esta devoción a la buena muerte interesa a todos los cristianos, porque todos los hijos de la Iglesia quieren asegurar su salvación y obtener la gracia decisiva de la perseverancia final: porque todos moriremos y nuestra eternidad entera dependerá de nuestras disposiciones en este momento decisivo.
Escuchar la Palabra de Dios
La Sagrada Escritura nos invita a estar muy atentos cuando dice “El hombre no sabe si es digno de amor o de odio” y San Pablo cuando escribe a los Corintios: “Aunque mi conciencia no me reproche de nada, no soy justificado por eso, pero es el Señor quien es mi juez”. Por tanto, es prudente llegar a los últimos momentos de nuestra vida en compañía de protectores poderosos e influyentes.

¿Por qué rezar a San José para la buena muerte?

Entre las razones que nos obligan a reconocer a san José como abogado de los moribundos, podemos señalar tres principales:

  • Su muerte en los brazos de Jesús y María, la más feliz que pudiéramos desear.
  • Su calidad de padre adoptivo del Juez Soberano, de quien dependerá nuestra salvación eterna.
  • Su formidable poder contra los demonios que en el momento de la muerte dan sus últimos ataque contra nosotros.

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